Era una mujer con su traje de novia
con su corazón espíritu de aliento
Llena de vida tan llena de gracia
Un sutil aroma que invade los cielos.
Su amado era un humilde pescador
Qué partió del muelle de san blas
Despidiéndose de ella con un beso
Jurandole a su amada regresar.
Un amor cuyo dulce sentimientos
Serían como un mar que bruma
Navegando sobre la tormenta fría
Rompiendo frágiles corazones.
Sin imaginarse que cuyo destino
Se llevaría la brisa su reproche
Acabando con un amor verdadero
Con todos sus sueño e ilusiones.
Contemplan sus ojos las estrellas
Recorriendo las horas pasajeras
Sobre la noche fría desvelada
Sus ojitos rojos de tristeza.
Guarda intacta toda esperanza
Para aquel día de su regreso
Cómo esas fragancias lejanas
Qué se extiende al firmamento.
Pasaron días, meses, años enteros;
Esperando una respuesta alguna,
Sus pensamientos se preguntaban
Porque la vida le fue tan injusta.
Espero toda una vida a su amado
Volviéndose la loca del muelle
A pesar de que el nunca volvió
Le dedico su amor por siempre.
Al borde de las aguas negras
Donde se terminan sus olas
Se encontraba hay rebeca
Toda desecha, su alma rota.
Tocan las campañas de la muerte
Sobre aquella alma delicada
Cansada sus ojos del triste llanto
Dejando este mundo doliente.
Un amor tan inmenso como el suyo
Como niños velando su tesoro
En la dolorosa vigilia sombría
En la extinguida voz que no se oye.
Convertida una historia en leyenda
Conocida por pocos comediantes
La cual la bautizaron por nombre
La loca viuda del muelle.
Esparcieron sus cenizas en las aguas
Cuyo refugio fue como su hogar
Hay descansa una mujer que ama
Con lo más dulces sentimientos.
En homenaje a la hermosa rebeca
Una historia de amor sin límites
Una viva llamarada apasionada
Bajo unas aguas negras existen.