Está dayanara, la infantina
La niña adorada...
Por sus amigas del cuento
La niña de las hadas.
Y pulgarcito le dice: niña
Yo te contaré...
Una historia, de amor
Que yo me sé.
Responde: la niña tierna,
Con una dulce voz,
Y ya impaciente espera:
Oír del ruiseñor.
En un antiguo templo sagrado
Hay, un libro especial,
Aquel que pueda abrirlo:
Abrirá una puerta angelical.
Y todo lo místico y oculto,
Se liberará...
Un rubio cándido tesoro
Consigo traerá.
Y ese divino tesoro era;
Una linda hija:
Celosa estaba Primavera
Por la princesa Dayita.
Mil hadas iban a visitarlas
Para hacerle una fiesta,
Asombrada la dulce niña
De ver, tanta belleza.
Aunque la niña era curiosa
Y, cierta vez, quiso mirar,
Abrió nuevamente el libro
Y se puso a imaginar.
Y sola fuese hasta ese mundo
Dónde no entra el mortal,
Y de ver tanta la maravilla
Que ya no quiso regresar.
Y embestida por un Dragón,
Un ángel la protegió,
Cuido de la inocente niña
En su torreón.
Y, cuando la niña lee, y delira
Se pone a cantar...
Como una melodía dulce,
Hermosa crepuscular.