Cuentan los hombres dignos y sabios
Cuentan los hombres dignos y sabios merecedores del amor. Que en los primeros días hubo una mujer muy hermosa aquí en la tierra, que congregó a los buenos hombres y les mando a construir un camino tan estrecho y sutil; para todo aquel que pasará por el se aventurase al entrar, y de los que entraban por aquel camino terminaban perdiéndose en su dulce fantasía y enamorandose de aquella hermosa mujer. Esa bellísima mujer era todo un escándalo, porque la confusión de saber si era una simple mortal invadía los propios pensamientos del hombre con tan semejante maravilla en la creación de Dios; (que para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hacia penetrar hasta en el más íntimo deseo, donde vago y confundido parecía jurarle amor hasta la declinación de la tarde. Entonces todo hombre se maravillaba en ella; que ningún hombre dio de ella queja alguna, que bastaba con ver su cuerpo ardiente para arder en pasión y por su fuego ser quemado, y que el propio amor parecia nacer de su belleza entre el amanecer del día. Con tan venturosa fortuna armó pared de su castillo, dio a conocer sus pasos donde el hombre muere de amor e hizo esclavos a muchos que por su camino anduvieron perdidos, siendo la gloria para estos hombres llamados dignos y merecedores de su amor.
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