Entra niño, mi corazón sediento de tanto jugar, mi alma se ha dormido como un niño; y cansado de tanto soñar.
La vida jugó, como un juego trágico al despertar, con húmeda que sale de mi piel; cansado de tanto llorar.
Entra niño, corazón no llores, ve hacia el mar, ve de nuevo hacia la vida, como un jugador que sueña y no se rinde, y no se intimida jamás.