Así, niña querida,—de manera
Que lentamente el corazón se inflame,
Y ya tu imagen en mi amor no muera,
Aunque haya mucho tiempo que te ame.
Lento, lento,—de modo, niña mía,
Que cada sol me traiga una mirada,
Y más te quiera yo con cada día,
Y guarde tanta aurora acumulada,
Que henchido al cabo el corazón de flores,
Y repleta de luz el alma bella,
Haya al fin una aurora toda amores,
Y una vívida lumbre toda estrella.
Me quieres?—Buen placer: placer extraño
Que hace fiesta en el pecho en que se anida,
Y vale por un hora todo un año,
Y por un año—más, más de una vida.
Es puro, es armonioso, es un anhelo
En que un temor divino se acaricia,
Y es un cielo soñar que se va el cielo,
Y aumenta el sobresalto la delicia.
Y a besos tardos y a rubores gusta
Esta alma fiera, y más que fiera, avara,
El placer de adornar la fe robusta
Con la flor del rubor de un alma clara.
Así, mi niña pura,—de manera
Que en la sombra en que es fuerza que yo viva,
Viva a mi lado y a mi lado muera
Tu sombra amante, eterna, fugitiva.
Yo busco, yo persigo, yo reboso
Fuerza de amor, que de mi forma vierto:
Vivo extra-mí: mi cuerpo sin reposo,
Vertido ya el amor, es cuerpo muerto.