A Joaquín Manso
siempre lo había conmovido la unanimidad
gracias a ella no se había fatigado en decir quién sabe
alzaba su voz de falsete en el coro de los hurras
participaba en los brindis de los alabanceros
y a menudo pernoctaba en tiernas pesadillas
a Joaquín Manso lo entusiasmaba la unanimidad
se sentía arropado en las aprobaciones exhaustivas
feliz de no dudar / de no afiliarse a la sospecha
de no objetar ni desmentir a nadie
dichoso de que otros decidieran por él
Joaquín Manso sentía la unanimidad como una vocación
como una laguna de recreo en plena canícula
como una recompensa de los dioses unánimes /
siempre la prefirió a la transigencia del consenso
y sobre todo a la fragilidad de las mayorías
por todo eso el día que se distrajo y sin mala leche
hizo algo que lo diferenció de sus colegas de plural
a Joaquín Manso le sorprendió que ellos
sin tener para nada en cuenta su currículo
lo condenaran por unanimidad.