#1974 #ElAmorLasMujeresYLaVida #EscritoresUruguayos
Durante muchos años y tantísimos versos el paisaje no estuvo en mis poemas vaya a saber
Me cuesta como nunca nombrar los árboles y las ventanas y también el futuro y el dolor el campanario está invisible y mud… pero si se expresara
Prohibidos los silencios y los gri… las minifaldas y los sindicatos artigas y gardel la oreja en radio habana el pelo largo la condena corta
Te dejo con tu vida tu trabajo tu gente con tus puestas de sol y tus amaneceres
Qué suerte siempre iguales hermano vos y yo desde aquella alegría
Para cruzarlo o para no cruzarlo ahí está el puente en la otra orilla alguien me esper… con un durazno y un país traigo conmigo ofrendas desusadas
La anestesia me introduce en una p… me recompensa con una borrachera d… no la mía / otra infancia / la que… me brinda un perro fiel que corre… y vuelve a mí con un crucifijo ent…
A la muerte a la muerte a la muert… no importa que el verano nos ataje que las piedras incrédulas nos mir… los sordomudos del amor los milita… de la felicidad nos exorcicen
No es preciso que sea mensajera / la paloma sencilla en tu ventana te informa que el dolor empieza a columpiarse en el olvido y llego desde mí para decirte
Con dos miradas miro dos paisajes aquí el fragor labrado surco a surco
Nuestro conferenciante de esta noc… es de aquellos que nunca necesitan presentación o panegírico quién no conoce al huésped de la s… al utilero del ambage
Hay un día en que se nace a la gloria y a la suerte a la suerte y a la muerte hay un día en que se nace y en penumbra tan temprana
Quien primero le habló del Ángel fue el tío Sebastián. Mucho antes de que el Ángel apareciera. Quien primero negó al Ángel fue el tío Eduardo. Pero Ana María estaba en la edad de creer ...
Como en tantas y tantas de sus pesadillas, empezó a huir, despavorido. Las botas de sus perseguidores sonaban y resonaban sobre las hojas secas. Las omnipotentes zancadas se acercaban a...
El cadalso y carlota corday los al… en la habitual arruga de la histor… pero danton robespierre marat no se miran ni se dirigen la palab… la muerte esa inasible