Cuando me canse de escuchar llantos de niños en la brisa cuando me canse de mirar pueblos que apenas son ceniza me iré con lluvias estrelladas

Quien pecho abarca loco aprieta

Ésta debe ser la trigésima despedida. Es un trámite que Fernando Varengo conoce de sobra. Como testigo, claro; no como viajero. Asistir a la normal y apasionada discusión de Migue...

En este instante el mundo es apena… un vitral confuso los colores se invaden unos a otro… y las fronteras entre cosa y cosa entre tierra y cielo

¿Qué remoto corpúsculo de amor se abrirá paso entre las fobias de… ¿llegará como pájaro aterido? ¿como nube moribunda de lluvia? ¿como rayo sin trueno?

Sigo en pie por latido por costumbre por no abrir la ventana decisiva y mirar de una vez a la insolente

Lo dijeron y lo repitieron esclarecidos portavoces de Algo: «Se acabó la escritura. La literatura está condenada a morir. De ahora en adelante sólo existirá la Cultura del Ruido y de la...

Aquí la soledad se pone oscura el viento insiste al final del día estoy cansado como después de un s… y aunque me gustaría brindar con a… bebo el vino en un vaso de vidrio…

Dios morirá de viejo pesaroso y hastiado triste por no poder encomendarse a dios.

Tenés tal maña, tal arte y un suspiro tan discreto que podría revelarte mi secreto. Usás tan suaves maneras,

Escombros de carbón basuras de la ciencia abandonos nucleares sabores repugnantes de la nada un cielo protector siempre al acec…

Y una pregunta de cajón por qué será que mis Otros escriben casi siempre poemas de amor con esperanza o desolación