Vamos mengana a usar la maravilla
esa vislumbre que no tiene dueño
afilá tu delirio
armá tu sueño
en tanto yo te espero en la otra orilla
si somos lo mejor de los peores
gastemos nuestro poco albedrío
recuperá tu cuerpo
hacelo mío
que yo lo aceptaré de mil amores
y ya que estamos todos en capilla
y dondequiera el mundo se equivoca
aprendamos la vida boca a boca
y usemos de una vez la maravilla.
Alfredo Jiménez G.
9yTal como vemos las reglas del juego de la vida ¿quién podrá salvarse? Si sacamos preficha para tener acceso a los privilegios metafísicos que tanto nos anuncian, el precio es oneroso: Nos perdemos de las maravillas del mundo… “Estamos todos en capilla”. Por eso el Poeta Mario Benedetti ejerce de “mala conciencia” con esa dama cuyo nombre ignora e ignoramos, pues no sabe gran cosa sobre ella, salvo que es hermosa. Con la franqueza y claridad que lo caracteriza la llama ‘Mengana’, pues este autor nunca le tuvo miedo a las palabras y usó las precisas, sin el menor asomo de eufemismo. Si fue incómodo para los defensores de los “buenos modales” y para los imperialistas, fue justo por esas virtudes que tanto le valoran sus millares y millares de lectores. Escaso en verdad es el albedrío, muy a pesar de la valerosa rebeldía. Pero con algo de ingenio y gracia, se le puede sacar el mayor provecho para aproximarse lo más posible a la Libertad. Es seguro que ‘Mengana’ se equivocó “de mil amores” con este hombre de tan seductoras palabras y argumentos. Aprendió a vivir con él “boca con boca” y “codo a codo”... ¡Qué maravilla!