Hay una tos reseca
como de cigarrillo
después
un comentario murmurado
un arrastre de silla
dos bostezos
la lectura del acta anterior
esa peste.
El delgado tabique
toma partido y cuenta
nos cuenta todo
como un gran secreto.
Ahora un largo silencio
alguien escribe
alguien
y a mí todo eso
ni me va ni me viene.
Se discute
se vota
se toma coca cola
en una paz cansada
se estudia el presupuesto.
De pronto uno difunde
el alerta.
Otros gritan.
Este dice: «Jamás»
y aquéllos dicen: «Nunca».
Los reproches golpean
la tímida mampara
pero yo estoy tranquilo
tranquilo e importante.
Un orgullo pueril
me enciende
y sobriamente
reconozco que ahora
están hablando de mí.