Mario Benedetti

Ahora y nada

Tot és aura i resJuan Vinyoli

Tengo un trabajo conjurado y denso
pero no importa lo interrumpo
necesito una tregua con distancia
una paz despojada de ansiedades
un ocio sin escrúpulos de ocio
 
me siento en la terraza a no hacer nada
ni siquiera a leer un texto fácil
tan sólo que las manos se abandonen
los ojos se habitúen al otoño
la espalda a estar sin alas
 
allá abajo la plaza verde y ocre
con sus perros higiénicos y ágiles
que se vengan de encierro y celibatos
 
miro el cielo naranja
cruzado por antenas
y sólo al encontrarme
con los rumores metropolitanos
existe la ciudad remota y próxima
 
mientras hamaco mi ocio
tengo que defenderlo
y sobre todo tengo
que aprender a gozarlo
 
de pronto asumo que este instante
nada ritual es un oasis
la discutible soledad
en la que puedo ser yo mismo
 
vaya a saber lo que uno sabe
para quedarse aquí tapando aullidos
olvidando las horas en acecho
uniendo las mitades de la vida
 
es una calma gris sin concesiones
y sin los desencuentros de la urgencia
una tranquilidad convaleciente
y algo tediosa
claro
 
no sé si este sosiego es necesario
de todos modos no es inexpugnable
lo asedian los recuerdos cenagosos
las pálidas vergüenzas
el oscuro subsuelo de la calma
las mágicas palabras nunca dichas
los silencios violados
los gestos abrasados y abrazantes
los yermos del amor
los mitos resurrectos
la araña con su tela de rencores
la furia sin rescoldo
el corazón sin huésped
 
es una calma desvelada
por las fogatas que apagué
y por la infancia que me espía
 
mi vigilia en desorden tiene puestas
sus miradas en la paz temblorosa
la que mueve los árboles sin pájaros
como si les quitara un sortilegio
 
y también tiene puestas
sus esperanzas en la astucia
de mi memoria que da y quita
huellas y nombres
voz y voces
 
debo reconocer que en esta calma
me siento como sapo de otro pozo
no sé si tendré ganas
de hundirme para siempre en el sosiego
 
allá abajo en la plaza verde y ocre
perritos y perrazos bien se lamen
con cierta discreción y sin tristeza
aunque dios los creara
ellos no creen en dios
y si a menudo alzan una pata
no es para bendecir el árbol
ciertamente
 
bonanza de emergencia
esta tregua sin fiebre
la siento en las rodillas
 
gorriones de penuria
avanzan paso a paso
en un tango liberto
 
no hay otros habitantes
y si los hay no cuentan
 
tampoco cuento yo
 
vuelvo a mis soledades
esas pobres contiguas
que me miran llegar
como un poseso
otra vez al trabajo conjurado
por hoy
basta de calma
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