#SigloXX #SigloXXI #Uruguayos #1981 #PoemasDeLaOficina
El ruiseñor conoció a la ruiseñora en un bar de alterne donde ella cantaba noche a noche viejos tango… él la llevó a su casa y le cantó d… desde lieder de schumann hasta ari…
Hacía por lo menos veinte años que Aníbal Sastre conocía a Bernardo Giudice y Amanda Doria. Ni uno ni otra integraban el círculo más o menos estrecho de sus amigos, pero Bernardo y él h...
Hacía mucho que no encontraba a es… de la que conozco detalladamente e… y creía conocer aproximadamente el… pasado no es presente eso está claro
Falta saber el último sentido, quiero decir: si es pueblo o es im… Cada noticia con su desmentido, cada desolación con su misterio. Claro, cuando el misterio es de me…
Los sueños son pequeñas muertes tramoyas anticipos simulacros de m… el despertar en cambio nos parece una resurrección y por las dudas olvidamos cuanto antes lo soñado
Te doy la cana mundo cuando girás eterno nosotros temerarios afinamos la sombra
Palpen la espiga el cáliz el estam… la huella dibujada por la tierra busquen el cuerpo amado entre los… el que no es miren en qué baldosa de la histori…
Cada vez que un dueño de la tierra proclama para quitarme este patrimonio tendrán que pasar sobre mi cadáver
La esperanza tan dulce: tan pulida tan triste la promesa tan leve no me sirve no me sirve tan mansa
A sus treinta y cinco años, Ileana Márquez tenía marido (Dámaso) y amante (Marcos). Saberse querida, o al menos deseada por ambos, no le causaba la menor ansiedad, más bien le otorgaba ...
Hoy un domingo como cualquier otro uno de esos que Dios ha reservado
Quien pecho abarca loco aprieta
¿Qué remoto corpúsculo de amor se abrirá paso entre las fobias de… ¿llegará como pájaro aterido? ¿como nube moribunda de lluvia? ¿como rayo sin trueno?
Nacido como todos de un deseo en la noche trivial y en la distan… de la nada de ozono transeúnte desnudo desde el vamos / aprendiz de desdicha de culpas de inocencia
Para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los ot… los otros que no son si yo no exis… los otros que me dan plena existen… —Octavio Paz