Qué bonito sería
vivir un amor de película
pasear la luna cada noche,
cada noche
tocar el violín de las últimas horas
mientras un beso agazapado
cortase el silencio de los muertos.
Qué bonito sería
vivir una pasión de teleserie
mostrar disimulando tu espalda,
disimulando
bajar tu blusa azul sigilosamente
entretanto las sábanas filmasen
la burbuja y la persiana con el mundo en el recuerdo.
Qué bonito sería
alquilar vídeos de nuestras propias tardes
mirar a través de los segundos,
encontrar bancos y parques,
bolígrafos y niños,
un lápiz de sol que pintase tus ojos en los míos,
un subtítulo de primavera.
Qué bonito sería
ya ves
pellizcar la calle del deseo.