Julio Cortázar

Erszebet

Karen Blixen

ya van cayendo, saben
que es nuestra noche, con el pelo mojado
suben los cuatro pisos, y las viejas
de los departamentos las espían
 
Leonora Carrington, mirala,
Unica Zorm con un murciélago
Clarice Lispector, aguaviva,
 
burbujas deslizándose desnudas
frotándose a la luz, Remedios Varo
con un reloj de arena donde se agita un láser
y la chica uruguaya que fue buena con vos
sin que jamás supieras
su verdadero nombre,
qué rejunta, qué húmedo ajedrez,
qué maison clase de telarañas, de Thelomions,
qué larga hermosa puede ser la noche
con vos y Joni Mitchell
con vos y Hélène Martin
con las intercesoras
 
animula el tabaco
vagula Amaïs Nim
blandula vodka tónic
 
No te vayas, ausente, no te vayas,
jugaremos, verás, ya están llegando
con Ezra Pound y marihuana
con los sobres de sopa y un pescado
que sobrenadará olvidado, eso es seguro,
en una palangana con esponjas
entre supositorios y jamás contestados telegramas.
 
Olga es un árbol de humo, cómo fuma
esa morocha herida de petreles,
 
y Natalía Ginzburg, que desteje
el ramo de gladiolos que no trajo.
 
¿Ves, bicho? Así. Tan bien y ya. El scotch,
Max Roach, Silvina Ocampo,
alguien en la cocina hace café
 
su culebra cantando
sus terrones un beso
Lés Ferré
 
No pienses más en las ventanas
el detrás el afuera
 
Llueve en Rangoom.
 
Y qué.
 
Aquí los juegos. El murmullo
 
(consonantes de pájaro
vocales de heliotropo)
 
Aquí, bichito. Quieta. No hay ventanas ni afuera
 
y no llueve en Rangoom. Aquí los juegos.
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