Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,
qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,
eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.
Alfredo Jiménez G.
9aEra tan grande el amor que Julio Cortázar sentía por Carol Dunlop, que bien merece hablemos del tema en presente, porque ese afecto desmedido sucede ahora, se manifiesta con toda su fuerza en la relectura de este bello poema titulado "Después de la fiesta: Carol y Julio SE AMAN.
Solidarios con los Pueblos de América Latina, viajaron por muchos de sus rincones más oprimidos por la barbarie imperialista. Situaron su atención en Nicaragua y combatieron a los intrusos voraces con sendas máquinas de escribir, dispararon palabras agudas y certeras, artículos de tal contundencia que hirieron de muerte al enemigo entrometido. En pleno proceso de su libro en coautoría "Los autonáutas de la cosmopista" Carol murió, en 1982. Julio concluyó la novela en soledad, escribiendo un inolvidable epílogo en homenaje a su amada "Osita" que se le fue de las manos "como un hilillo de agua". Las regalías de la obra fueron donadas, como se tenía proyectado, a la causa del Pueblo Nicaragüense. Cortázar siguió el camino en soledad, pudo hacer un viaje de nostalgia a Buenos Aires y caminó por sus "vederas" después de más de treinta años de ausencia. Compuso varios poemas en recuerdo de Carol, entre ellos la letra de una memorable "java". Murió en París dos años después, en 1984. Están sepultados juntos en la ciudad donde vivieron tan felices... Y se siguen amando...
Liliana Olivero
7aTodo lo de Cortazar es bello. Emociona y vive en el tiempo