Ahora soy zagala que apacenta un rebaño
De estrellas. ¡Dios lo libre de todo mal y daño!
Y si rondan los lobos, y si amaga la peste,
¡Dios haga invulnerable mi rebaño celeste!
Amor que de los cielos dio fuga a las centellas
Para que yo formara mi rebaño de estrellas,
Las piedras de la senda con sus manos alisa
Y pone entre mis labios la flauta de la risa.
—¿.Adónde vas, pastora de mirada encantada?
—Voy a prados de rosas a pacer ni¡majada.
Y trina, trina, trina la flauta de cristal
Y se apiada la gula del lobo y el chacal.
—Mañana... —Mas, ¿quién piensa de veras en mañana?
—Tu rebaño de estrellas pastora sobrehumana...
—¡Oh. cállate, profeta! No adelantes el mal.
(Y da una nota falsa la flauta de cristal).