Luz fue inspiración de mi primera canción,
Y aunque me bastó ver sus ojos un minuto,
faltaron seis meses para tararearla a su lado.
Carolina me llenó de cuentos...
de hadas que se parecían a ella,
de diablos con un rostro como el mío,
de cielos muy nublados por ausencias,
de infiernos más llenos de alegrías que de miedos,
de ríos con barquitos de papel hechos por las manos nuestras,
de playas tan saladas como mi suerte,
de soles, de lunas, de nubes, de estrellas, de almohadas,
de todo lo que hoy me hace recordarla.
Leticia, sin embargo,
fue musa de mis poemas,
medicina de mis penas y causante de otras tantas,
navegante de este barco a la deriva,
pañuelito de sonar narices y secar lágrimas,
maestra de astronomía,
péndulo, ordenador, brújula, libro de geografía,
y aunque todos los mapas conducían a un nosotros,
romper las reglas siempre es más divertido,
Clara sabe mucho de eso,
quizás por eso me alejé,
yo que siempre fui de dieces me vi tentado a reprobar
por una mente diabólica en un cuerpo angelical,
o viceversa, depende el parámetro a usar.
El caso es que sí,
yo sé de amores y todo lo que se le parezca,
no uso balanzas, ni cintas métricas,
no importa el sistema internacional,
el métrico decimal,
el natural o todos los que existan.
el corazón no sabe de masas ni longitudes.