La ciudad sangra en prejuicios, Alteran la acera con fortuitos, Poses de circo. Grandes faenas, Un sorbo al consumismo,
Camino sesgado a pies cansados, Manipulando mis horarios, Contando baldosas, Añorando un cielo azulado. Preguntando, tal vez pensando,
Combustión espontanea, Cuando en la mañana, Evitas el número ganador, De la lotería instantánea. La enfermedad nace del alma,
Las figuras del circo, Han escapado, Del tratado. Los monstruos vitales, Se alistan de militares,
Chago se levanta temprano, Se asea, toma un baño, Almuerza algo rápido, Suspira un café amargo. Chago soporta el letargo,
Los fascistas no usan uniforme, Ni extraen sus mentiras, Con incompletas verdades. No destrozan desde tanques, Lo hacen en la clandestinidad,
Samir cayó abatido, Frente a su casa, Una mañana sin ruido. Corría el mes de febrero, Las flores morían,
Como esperas que no olvide, Si al mirarte distante, Con el habla inoperante, Hacia mi parte. Fue solo estrategia,
Yace de una ventana, El último grito, Del extinto héroe. Ya sin ser fuerte, Se mantiene,
Hay demasiado dolor, En el fuego cruzado, De invidente invasor. Cultivan a la coalición, Que embriaga al deudor,
Desprendió un poco de su madera, Atizó el borde con agua fría, Magreo la pieza de la rutina, Congelando la risa proscrita. Atrapó el calor de una despedida,
¿Sabes de aquella casa? La que tiene un candelabro, Que de la ventana muestra, Longevidad y retrato. Ahí donde vivía un licenciado,
Aprendió a andar entre matorrales, Techos y huecos del patrullaje, Se escondía para faltar a clases, Vivía del otro lado del largo viaj… Se inculcó varias veces en el arte…
Entre la prosa y tú, Está la poesía, Que sale de día, Y se pierde de noche. Cantan los reproches,
Ya sabes que no busco, La perfecta posición, En que pueda darte, Un poco más de lo mejor. Tampoco hablarte con pasión,