Amigo imaginario
Todos tenemos un amigo imaginario,
Que se suicida cuando maduramos,
Alza la bandera desde su trinchera,
Cierra los ojos por vez primera.
Se encierra en su mundo de papel,
Muy parecido al nuestro,
Donde recorta y pega sobre él,
Un montón de cuentos serios.
Un anfitrión al juzgado,
De los ignorados,
Antiguos redimidos niños,
Años en el circo.
Rudimentarios los sonidos,
Corteza de árboles caídos,
La sutil vergüenza,
Un ayer corrompido.
Un renueva los martirios,
Cuando se comienza,
A preocuparse por su cuerpo,
Por el dolor de la ausencia.
Un abrazo eterno,
Palabras en el cuello,
Ahuyentar el eco,
Del niño que crece.
Y ya no se preocupa,
Por los libros viejos,
Aventuras en los techos,
Adivinar el cielo.
Y deja morir al amigo,
Que siempre estuvo atento,
A los cambios de la pubertad,
Los delirios y los juegos de azar.
El amigo imaginario que desaparece,
Cuando el adulto peca de augurio,
Y se ve en la sombra de antes,
Como un devorado infante.
Que se despide del colegio,
Los vitrales de su templo,
Y decide vivir sobre el muerto,
Amigo imaginario de sus recuerdos.
