Los pobres tontos y Colombina
Que le afligieron el corazón,
Le ven trinando su mandolina
En el Trianón.
Pierrot, que tuvo la distinción
De que le arruine la poesía
Y que una tarde quedó a la luna,
Es hoy el príncipe de la Ilusión
Y va en el cano de la Fortuna
Con sus lacayos y su blasón.
Y así le miran los denigrantes
De su preciosa filosofía,
Con las camelias y los diamantes
De la Princesa Melancolía.