Hacia China quisiera partir, para hablar con el viejo dragón... —¿Con el viejo dragón? Es inútil partir: El dragón ha partido en avión.

¡Qué de cosas lejanas aún tan cerca, mas ya definitiva— mente muertas! La autoridad de voz abrupta

¿Qué es lo que la gente come, qué es lo que come la gente, un menú que al Presidente puede que a la larga embrome? ¿Qué, con la cara mohina,

Elvio Romero, mi hermano, yo partiría en un vuelo de avión o de ave marina, mar a mar y cielo a cielo, hacia el Paraguay lejano,

¡Ay, señora, mi vecina, se me murió la gallina! Con su cresta colorada y el traje amarillo entero, ya no la veré ataviada,

Chile: una rosa de hierro, fija y ardiente en el pecho de una mujer de ojos negros. right—Tu rosa quiero. (De Antofagasta vengo,

La Habana, con sus caderas sonoras, y sus moradas ojeras a todas horas. Danza de pasos medidos

Miradas de metales y de rocas No Cortés, ni Pizarro (aztecas, incas, juntos halando el… Mejor sus hombres rudos saltando el tiempo. Aquí, con sus…

La palma que está en el patio, nació sola; creció sin que yo la viera, creció sola; bajo la luna y el sol,

No porque hayas caído tu luz es menos alta. Un caballo de fuego sostiene tu escultura guerrillera entre el viento y las nubes de la…

La muerte disfrazada va de fraile. Con mi camisa trópico ceñida, pegada de sudor, mato mi baile, y corro tras la muerte por tu vida… Las dos sangres de ti que en mí se…

No sé por qué piensas tú, soldado, que te odio yo, si somos la misma cosa yo, tú.

La vida empieza a correr de un manantial, como un río; a veces, el cauce sube, a veces, el cauce sube, y otras se queda vacío.

¡Ay, pobre doña María, ella que no sabe nada! Su hijo, el de la piel manchada, a sueldo en la policía. Ayer, taimado y sutil,