Luis de Góngora

Romances: Hermana Marica

Hermana Marica,
mañana, que es fiesta,
no irás tú a la amiga
ni yo iré a la escuela.
 
Pondráste el corpiño
y la saya buena,
cabezón labrado,
toca y albanega;
 
y a mí me podrán
mi camisa nueva,
sayo de palmilla,
media de estameña;
 
y si hace bueno
traeré la montera
que me dio la Pascua
mi señora abuela,
 
y el estadal rojo
con lo que le cuelga,
que trajo el vecino
cuando fue a la feria.
 
Iremos a misa,
veremos la iglesia,
darános un cuarto
mi tía la ollera.
 
Compraremos de él
(que nadie lo sepa)
chochos y garbanzos
para la merienda;
 
y en la tardecica,
en nuestra plazuela,
jugaré yo al toro
y tú a las muñecas
 
con las dos hermanas,
Juana y Madalena,
y las dos primillas,
Marica y la tuerta;
 
y si quiere madre
dar las castañetas,
podrás tanto dello
bailar en la puerta;
 
y al son del adufe
cantará Andrehuela:
No me aprovecharon,
madre, las hierbas;
 
y yo de papel
haré una librea
teñida con moras
porque bien parezca,
 
y una caperuza
con muchas almenas
pondré por penacho
las dos plumas negras
 
del rabo del gallo,
que acullá en la huerta
anaranjeamos
las Carnestolendas;
 
y en la caña larga
pondré una bandera
con dos borlas blancas
en sus tranzaderas;
 
y en mi caballito
pondré una cabeza
de guadamecí,
dos hilos, por riendas;
 
y entraré en la calle
haciendo corvetas,
yo y otros del barrio,
que son más de treinta.
 
Jugaremos cañas
junto a la plazuela,
porque Barbolilla
salga acá y nos vea;
 
Barbola, la hija
de la panadera,
la que suele darme
tortas con manteca,
 
porque algunas veces
hacemos yo y ella
las bellaquerías
detrás de la puerta.
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