Luis de Góngora

A doña Catalina de la Cerda, dama de la reina

Tres veces de Aquilón el soplo airado
Del verde honor privó las verdes plantas,
Y al animal de Colcos otras tantas
Ilustró Febo su vellón dorado,
 
Después que sigo (el pecho traspasado
De aguda flecha) con humildes plantas,
(¡Oh bella Clori!) tus pisadas sanctas
Por las floridas señas que da el prado.
 
A vista voy (tiñendo los alcores
En roja sangre) de tu dulce vuelo,
Que el cielo pinta de cient mil colores,
 
Tanto, que ya nos siguen los pastores
Por los extraños rastros que en el suelo
Dejamos, yo de sangre, tú de flores.
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