#Españoles #Gays #Mujeres #MujeresLesbianas #ParaNiños #SigloXX
Cuando un árbol gigante se suicida… harto de estar ya seco y no dar pá… sin esperar al hombre que le tale, sin esperar al viento, lanza su última música sin hojas?s…
La gallinita, en el gallinero, dice a su amiga —Cuánto te quiero. Gallinita rubia
Las cosas, nuestras cosas, les gustan que las quieran; a mi mesa le gusta que yo apoye lo… a la silla le gusta que me siente… a la puerta le gusta que la abra y…
La esperanza me desespera; desesperada espero todavía, de una noche yo no puedo hacer un… disfrazar la manzana en una pera. Lo difícil me atrae, es mi bandera…
El camello se pinchó con un cardo del camino y el mecánico Melchor le dio vino. Baltasar
Los pájaros anidan en mis brazos, en mis hombros, detrás de mis rodi… entre los senos tengo codornices, los pájaros se creen que soy un ár… Una fuente se creen que soy los ci…
El corazón, la fruta de mi pecho, cada día se pone más sabrosa. Yo creo que la luna es una rosa que huele por la tarde a mar. Aún cuando te veo, me emociono.
El amor te convierte en rosal y en el pecho te nace esa espina robusta como un clavo donde el demonio cuelga su uniform… Al tocar lo que amas te quemas los…
Duérmete, mi gata Chundarata, se han dormido los juguetes y tú sigues dando la lata. Duérmete, que es la una. Duérmete, mi cascabel
Quitaros esa máscara, la tristeza no es más que una care… puede durar tanto como tardes en q… prueba. Estás provocándote llanto artifici…
Si el mar es infinito y tiene rede… si su música sale de la ola, si el alba es roja y el ocaso verd… si la selva es lujuria y la luna c… si la rosa se abre y perfuma la ca…
Como un volcán dormido de mentira —parezco al parecer tan descansada… Un ocio agotador que así me encien… brotan de mi costado las palabras. Sudo tinta y tengo sed, sed tengo,
Ya no soy la niña amarga que tenía un mar de llanto y alta ortiga por el alma. Ya no soy la niña enferma que al oír risas lloraba;
Sobre el césped los árboles me hab… del divino poema del silencio. La noche me sorprende sin sonrisas… revolviendo en mi alma los recuerd…
Don Pato y don Pito dan un paseíto. —¡Qué suerte, don Pito, me encontré este güito! Y los dos le quiere