Fran Gonzalez

el aire aún lleva tu nombre

Instante robado al tiempo,
roce fugaz, furtivo
entre sombra y brisa.
Tus labios temblaban en la penumbra,
pero el alba nos dejó parados
impavidos antes la grandeza
de la luz naciente.
No hubo promesas, ni despedidas,
solo el  profundo eco
de lo no dicho,
beso dormido en la orilla del viento,
susurrando en cada suspiro.
la noche calla,
pero el aire aún lleva tu nombre.
Quizá sea tarde, quizá imposible,
pero mi voz en la noche
aún te llama.

Fue una noche de verano, con el cielo abierto y la brisa tibia rozando la piel. Nos habíamos quedado solos, caminando sin rumbo, sin más compañía que el sonido del viento rompiendo sobre las copas de los arboles
Entonces, sin aviso, la distancia entre nosotros desapareció. No hubo palabras, solo el roce de un aliento contenido, la incertidumbre suspendida en el aire. Un beso robado en la sombra de la noche, breve, casi irreal.
Quise hablar después, pero el silencio nos envolvió. No supe qué decir y tú tampoco preguntaste. Así quedó todo, varado en la orilla de lo no dicho.
Los años pasaron, y con ellos se marchitó la oportunidad. A veces, en las madrugadas solitarias, el aire me devuelve aquel instante. Me susurra que te debo algo, algo que nunca supe entregar.
Quizá ya no haya forma. O quizá el viento siga esperando que un día, al fin, me atreva a romper el silencio.

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