En la torre amarilla, dobla una campana. Sobre el viento amarillo,

La guitarra, hace llorar a los sueños. El sollozo de las almas perdidas, se escapa por su boca

Cuando yo me muera, enterradme con mi guitarra bajo la arena. Cuando yo me muera, entre los naranjos

Por el arco de Elvira quiero verte pasar Para saber tu nombre y ponerme a llorar. ¿Qué luna gris de las nueve

En el blanco infinito, nieve, nardo y salina, perdió su fantasía. El color blanco, anda, sobre una muda alfombra

Suben por la calle los cuatro galanes. Ay, ay, ay, ay. Por la calle abajo van los tres galanes.

El río Guadalquivir va entre naranjos y olivos. Los dos ríos de Granada bajan de la nieve al trigo. ¡Ay, amor

¡Que no quiero verla! Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena. ¡Que no quiero verla!

Las manos de mi cariño te están bordando una capa con agremán de alhelíes y con esclavina de agua. Cuando fuiste novio mío,

La Tarara, sí; la tarara, no; la Tarara, niña, que la he visto yo. Lleva la Tarara

Vestida con mantos negros piensa que el mundo es chiquito y el corazón es inmenso. Vestida con mantos negros. Piensa que el suspiro tierno

Empieza el llanto de la guitarra. Se rompen las copas de la madrugada. Empieza el llanto