Cuando he pedido que tus flores ames,
has huido.
Cuando el atardecer he pasado en un lugar distinto,
tú has regresado.
Yo, que he perdido
desde mi sangre
hasta la gracia del amanecer.
Amando algo que no existe,
amando a alguien que ni siquiera nos mira.
una, dos, tres, cuatro, y once veces más.
Un sueño,
yo soy un sueño–
aquel que vaga entre las ramas,
y vive como un fantasma.