(...)
Por el jardín de primavera
yerra una brisa suave...
(...Era su rubia cabellera
como el ala de un ave
que fuese una quimera...)
Se han deshojado los rosales
mustios y fatigados
(...Oh sus manos liliales
cuyos dedos cansados
deshojan los males...)
* * *
Y dijeron las hadas: “Tus dorados cabellos
serán aúreo manojo del celeste trigal;
en tus ojos pondremos zafirinos destellos,
en tus ojos azules tendrás todo el Ideal.”
* * *
La brisa viene leve y nemorosa
rizando el agua muerta del pantano
y un surtidor romántico y lejano
desata una elegía dolorosa.
Se deja oír fugaz, medio borrosa
la nostalgia quimérica de un piano
que despereza en su reír profundo
la silenciosa fronda luminosa.
* * *
Tu alma es como un gran lago de piedad
en el que ha de naufragar mi soledad.
Tu mirada de pasión y caridad,
tu mirada es mi única verdad;
es la lámpara que alumbra con amor
lo más negro de mi sótano interior.
* * *
Blancas noches de amarguras
y de recuerdos... Callada
noche que añoras las puras
noches con la bien amada.
Ella estará lejos. Ella
estará, tal vez, mirando
a la cristalina estrella
que mirábamos llorando.
¡Qué no diera, qué no diera
yo por saber si ella piensa,
mirándome, en la quimera
de nuestra pasión intensa!
(...)
* * *
Después de haber leído aquellos versos
clarísimos y puros
como el cristal sonoro de una fuente,
pensé: si yo pudiera
abandonar las complicadas sendas,
dejar la engañadora florescencia
de los invernaderos angostados,
hacer canciones buenas,
escuchar con unción la sinfonía
interior... Regresar a nuestra casa
blanca que en el sendero nos aguarda
con las puertas abiertas
y con la mesa puesta—manteles albos,
pan sin levadura—
y sentir al entrar una caricia
blanda con la mirada de la hermana
que siempre nos espera,
llenos los labios de perdón y el alma
propicia siempre a derramar ternura.
* * *
La tarde está de paz. Ha llovido. Yo siento
que me ahoga una dulce esperanza abrileña.
Hay en mis ojos humedad de sentimiento
de llanto, y en mi alma una música sueña...
Es una música aérea, llena de tu recuerdo
una música suave y tierna que me canta
que estás en mí y por mí, que sin tus labios pierdo
mi primavera buena, mi primavera santa.
Mi soledad y tu recuerdo, ¡oh, qué dulzura!,
¡sentir lejanamente, sentir muy vagamente
una caricia lánguida deshecha de ternura
que del alma a los ojos sube constantemente!
* * *
La palidez lluviosa
de la mañana gris...
La lluvia silenciosa
sobre la pena gris...
Frío... Monotonía
de la lluvia sin fin.
Frío... Melancolía
paralítica y ruin.
El tedio de la hora
bosteza en el verdín
de la fuente que llora
paralítica y ruin.
Entre su cárcel yerta
bosteza el corazón.
Le han cerrado la puerta
para toda ilusión.
La fronda que decora
verdinegra el jardín
teme, suspira y llora
la fronda del jardín.
* * *
Primaveral princesa,
flor fragante y gentil;
promesa
para el príncipe Abril–
Que todas las canciones
engarcen en tu loor
los sones
más dulces del amor.
Que las más blancas rosas
y que los lirios den
gloriosas
coronas a tu sién.
Y que todas las Hadas
deshojen en tu honor
rosadas
ilusiones en flor.
Celeste prometida
de un sueño virginal,
tu vida
se enflorece de Ideal.