Adiós campiña hermosa
del olivar ameno,
morada deliciosa
donde feliz viví.
Mientras mi pecho anime
el soplo de la vida,
esta alma agradecida
se acordará de ti.
A enfermedad y pena
postrado el cuerpo estaba;
y mi vivir minaba
el tedio del placer.
Vine a tu caro asilo
y respiró tu ambiente;
y al ánimo doliente
sentí la paz volver.
¿Cuál ignorado hechizo
pudo en mis fibras tanto?
¿Por qué secreto encanto
tan alto bien logré?
Dolores y Agustina,
amable hija y madre,
solicitud tan fina
¿cómo pagar podré?